miércoles, 21 de octubre de 2009

PEDRO ESPINEL TORRES

Pedro Espinel Torres nació el 1 de agosto de 1908 en la Calle de Los Naranjos, Barrios Altos, Lima. La Calle de Los Naranjos comprende a las actuales cuadras 12, 13 y 14 del Jr. Antonio Miró Quesada. Espinel llegó a ser conocido como "El rey de las polcas". Autor de valses y polcas entre las cuales destacan los valses "Alejandro Villanueva", "Celos míos", "Dos reliquias", "El expósito", "El proscrito", "Fin de bohemio", "Idilios pasados", "La voz del corazón", "Páginas rotas", "Pobre ciego", "Remembranzas" y "Rosa Elvira". De este último vals fue el autor de la letra ya que la música le pertenece a Carlos Saco. De las polcas que compuso destacan "Anhelos", "Bom Bom Coronado", "Campesina", "Gracia y donaire", "Ingratitud", "La primavera", "Me atormenta la inquietud", "Morochita", "Ojazos negros", "Promesas falsas", "Seducción", "Sonrisas" y "Soñador".

Desde pequeño, Espinel escuchó los valses, marineras y polcas en su casa ya que su padre, Eduardo Espinel Sánchez, fue un gran intérprete y guitarrista que solía hacer dúo con otro barrioaltino que fue también figura de nuestro criollismo, Guillermo Suárez Mandujano, quien vivía en la calle Mercedarias. Cabe señalar sobre Guillermo Suárez, compositor y guitarrista, que aparte de las composiciones que le pertenecen, se dice que él es el verdadero autor del muy sonado vals "La Cabaña", que es atribuído a Alejandro Sáez.

Aunque parezca mentira, nuestro gran compositor y autor de letras tan bellas, no tuvo instrucción escolar, pero logró autoeducarse y salir adelante a base de mucho esfuerzo y trabajo. Como muchos de los compositores de antes, Espinel no tenía formación musical por lo que tocaba de oído solamente, teniendo que aprender de memoria, rasgando la guitarra o silbando, lo que componía.

Siendo joven, Espinel se conoce con Felipe Pinglo el 15 de diciembre de 1926. El encuentro ocurrió en la casa de la familia Meneses, en La Victoria, naciendo a partir de esa fecha una gran amistad entre ambos. Pinglo llegó a ser padrino de las hijas de Espinel: Olga en 1932 y Victoria en 1933.

Pedro Espinel nace como compositor de música criolla, recién, días después de la muerte de Felipe Pinglo y el mismo Espinel lo contó en la entrevista que le hizo "La Prensa" el 21 de junio de 1938, siendo, quizás, la primera entrevista que le hizo un medio de prensa escrita, a dos años de la muerte de Pinglo, ya que por ese tiempo los medios de prensa tenían postergada a la música criolla. El artículo lleva como título "La Música Criolla Nacional se halla en una situación de auge alentador", página 5 de la edición antes mencionada. Espinel dice: "-Mi predilección siempre ha sido, puedo decir, desde niño por la música ligera; pero a raíz de la muerte de Felipe Pinglo, acaecida el 13 de mayo de 1936 -compuse la primera música de sabor criollo: un vals en homenaje a esa gran figura del criollismo musical titulado, 'Murió el maestro'. Desde aquel entonces comencé a publicar algunas composiciones dadas a conocer únicamente en los cancioneros, ya que no me preocupaba mayormente por ser cosa a la que no le veía la 'punta'. Pues, más atendía a las labores propias de mi profesión: la encuadernación..."

Algo que muchos desconocen es que cuando Felipe Pinglo fallece, el 13 de mayo de 1936, como señal de duelo, la bohemia de todo Lima se puso de acuerdo para que las guitarras se callen por varios días. Es por ello que, pasado los días de silencio musical, el 21 de mayo de 1936, Pedro Espinel, gestor y primer presidente del Centro Musical Felipe Pinglo que fue fundado el 17 de mayo de 1936, estrenó el vals "Murió el Maestro" en homenaje a Felipe Pinglo que había fallecido unos días antes.

Un año después, el 13 de mayo de 1937, con ocasión de celebrarse el primer aniversario de la muerte de Pinglo, Pedro Espinel estrenó el vals "Fin de bohemio". Con respecto a este vals hay cierta controversia ya que se dice que fue dedicado al Maestro Pinglo. En la entrevista que le hizo "La Prensa" a Pedro Espinel el 21 de junio de 1938, él menciona: "(…) compuse el vals ‘Fin de bohemio’, que no es sino una historia patética de lo que fue la lucha con la muerte de Felipe Pinglo, lucha en la que sucumbió, dejando una inolvidable huella de su vida intensamente vivida." Sin embargo, Gonzalo Toledo, gran amigo de Pedro Espinel, afirma que "Fin de bohemio" fue obra dedicada al bohemio perdido, abandonado, que jamás cuidaba de su salud y el propio Espinel, muchas veces, desmintió la versión que decía de que fue dedicado al Maestro Pinglo.

El vals "Celos míos" de Espinel fue incluído en la película nacional "Gallo de mi galpón", que se estrenó en varias salas cinematográficas de Lima el 16 de junio de 1938, siendo la música y canciones de la película aquella de Felipe Pinglo y Pedro Espinel. Pienso que fue debido a esta participación de Espinel en dicha película que La Prensa lo entrevistó cinco días después del estreno aquel, en la cual Espinel mostró su agradecimiento por habersele considerado en la película aquella.

En la edición de La Prensa del sábado 25 de junio de 1938, página 5, donde se detallaba como fue la fiesta en la Pampa de Amancaes el día anterior, se menciona que Pedro Espinel y Félix Dongo, que integraban el dúo "Los criollos del barrio", ejecutaron en canto y guitarra el vals "Dos reliquias", original de Espinel y dedicado a los ya desaparecidos autores nacionales Carlos Saco y Felipe Pinglo, y la conocida polca "Bom Bom Coronado". Espinel compuso la polca "Bom Bom Coronado" en homenaje a ese gran boxeador peruano, José "Bom Bom" Coronado, cuando se coronó campeón sudamericano en 1938.

Desempeñó varios oficios trabajando, cuando muere Pinglo, como encuadernador en la imprenta "Romero", por la bajada de Santa Clara, en los Barrios Altos. Como Espinel empieza a componer después de la muerte de Pinglo y al ver que sus canciones tenían acogida, abandona su trabajo para dedicarse a la música. Pero los únicos que empezaron a disfrutar de los beneficios de la obra de Espinel fueron los explotadores que nunca han faltado. Es por ello que a mediados de 1939 se decía que Espinel estaba pasando miserias viviendo en un rincón del cerro San Cristóbal, en el Rímac (Revista Alta Voz del 21 de julio de 1939). Dicho comentario hace suponer que Espinel, debido a problemas económicos, se vio forzado a irse a vivir a alguna casucha del cerro San Cristóbal, que pienso eran invaciones.

A Espinel no le quedó más remedio que regresar a trabajar en los oficios que había desempeñado antes de que se metiese a componer. Por el año de 1944, él tenía, con su esposa, su hogar en Cantagallo, Rímac.

Cuando fallece el gran jugador del Alianza Lima, Alejandro Villanueva, conocido como "Manguera" y que ya se había retirado de la práctica del fútbol un año antes, Pedro Espinel se hizo presente en el velorio para despedir al Maestro del esférico. Siendo las primeras horas del 12 de abril de 1944, al salir del velatorio, cuando le viene la inspiración a Espinel y decide rendir su homenaje al gran jugador componiéndole un vals, al cual le puso de nombre "Alejandro Villanueva".

Años después se muda al Jr. Cajamarca, en el Rímac, viviendo al lado del legendario restaurante criollo "El Parral". En 1963 llegó a ser concejal del Rímac. También ejerció la presidencia de la APDAYC. Víctima de una penosa enfermedad, Espinel falleció el 8 de noviembre de 1981.

Espinel es autor de la letra del vals "Rosa Elvira", según lo afirmaron Niko Cisneros, Aurelio Collantes, Gonzalo Toledo y Manuel Zanutelli, quienes señalan que Pedro Espinel es el autor de la letra de dicho vals y que la música le pertenece a Carlos Saco. Sin embargo, he podido notar que hay cancioneros que se equivocan ya que invierten las cosas dándole la letra a Carlos Saco y la música a Pedro Espinel. Ello se debe, quizás, a que saben que Carlos Saco falleció en 1935 y como es sabido que Saco compuso la música de muchas letras de otros, pues suponen que no podía componer una música estando ya muerto, pero si podía dejar letras. Lo que realmente pasó con "Rosa Elvira" es que Pedro Espinel utilizó una música de Carlos Saco para su letra, ya que quiso honrar, una vez más, al extraordinario compositor que falleció un año antes que Pinglo. Aparte que hay que tener en cuenta que Espinel empezó a componer canciones criollas después de la muerte de Pinglo, en mayo de 1936.

La polca criolla o peruana, ritmo tan alegre, movido, pegajoso y de gran sabor criollo, tuvo en Pedro Espinel a su más grande representante, por ello se le sigue llamando "El rey de las polcas". Lamentablemente, después de 25 años de la muerte de Espinel, en forma increíble, dicho género ya no se cultiva mucho siendo contados los que se atreven a componer una polca, a pesar de ser muy jaranera.

El historiador Eligio Roceros Espinoza me comentó hace varias semanas sobre la importancia de que se reconozca la obra de uno de nuestros más grandes compositores de música criolla, como lo es Pedro Espinel, especialmente, sabiendo que en el 2008 se celebrará el centenario de su nacimiento. Espero que alguna entidad cultural abogue por tal reconocimiento, permitiendo, de paso, que se le de una mayor difusión e impulso a la polca para que resurga. Es lo menos que podemos hacer en honor a tan grande compositor, como lo fue Pedro Espinel, y en esta labor los medios de comunicación tienen la palabra.
Dario Mejia
Melbourne, Australia

PEDRO ESPINEL TORRES

AUTOR DE VALS MURIO EL MAESTRO

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VALS MURIO EL MAESTRO DE PEDRO ESPINEL TORRES

Cubierto de crespones,inclinan sus guitarras
los bohemios hoy y con profunda pena
ahogan sus acordes los de ayer también
es que no pueden ya no crean que es fingir
de qué vale ocultar.
Que es muy grande el dolor que agita el interior
del humano sentir.


Lo fúnebres heraldos dan a conocer
la desaparición del que fuera en otrora
el genial intérprete de nuestras canciones
de meritorio saber de honda inspiración
de su capacidad se enorgullece ya
el folclore nacional. (bis)


Murió el maestro sin par hoy por tí ha de llorar
la bohemia criolla de luto están las guitarras
todo es tristeza y dolor a la necrópolis va
en sentida expresión numeroso cortejo
dispútanse el ataúd todos quieren cargar
al maestro que se fue. (bis)


La ciencia fue impotente
para salvar la vida de este ser genial
la muerte injustamente lo obligó para ello
haciéndolo inmortal pues su consagración
que en vida tuvo él por su grata actuación
le conquista un sitial rodeado de esplendor
en la inmortalidad.


Felipe Pinglo Alva el genial criollo
de nuestra tradición que en otrora nos brindara
el caudal inmenso de sus producciones,
con su muerte nos dejó gran vacío porque es
imposible encontrar otro Felipe igual
al maestro sin par (bis)

LUGARES QUE RRECORRIO FELIPE PINGLO:

TEATRO FRANCISCO PIZARRO PLAZUELA SANTA ANA HOY PLAZA ITALIA

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PLAZA DE SANTA ANA HOY PLAZA ITALIA

 

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ANTIGUO JIRON LIMA CONDE SE SUPERUNDA

 

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PLAZUELA DE SANTO DOMINGO BARRIOS ALTOS

 

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IGLESIA DE SANTA CLARA BARRIOS ALTOS

 

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CALLE DE MERCADERES LIMA ANTIGUA

 

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PLAZA BUENOS AIRES EN BARRIOS ALTOS

 

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CALLE FELIPE PINGLO ANTES CALLE ANCHA

 

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PLAZUELA DE LA BUENAMUERTE EN BARRIOS ALTOS

 

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CORREDORES QUE RECORRIO FELIPE PINGLO

CON SU CUÑADO ALEJANDRO RIVERA, Y LA CALLE PENITENCIA (JIRON PARURO) DONDE MURIO EL BARDO

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LOS CORREDORES QUE RECORRIO FELIPE PINGLO

La vida de Felipe Pinglo transcurrió en los Barrios Altos mayormente. Nació en la Calle del Prado, en la actual cuadra 14 del Jr. Junín, así que para ir al Colegio Guadalupe, donde estudió la secundaria, tenía que bajar por el Jr. Junín hasta la Av. Abancay y de allí podía tomar varias rutas. Dicha ruta por el Jr. Junín también la tenía que hacer para bajar al centro de Lima, por lo que el Maestro debe haber recorrido el Jr. Junín infinidad de veces.

Cuando Pinglo empezó a componer y frecuentar a los criollos de entonces, hizo de la Calle Mercedarias, en el actual Jr. Ancash, su lugar de concentración e inspiración, especialmente en el "Callejón del Fondo". Allí, Pinglo solía reunirse para hacer música con Samuel Joya, Obdulio Menacho, José y Eugenio Díaz, Guillermo D'Acosta, Paco Vilela, Juan Ríos, Pedro Espinel, Jorge Gonzáles, Ernesto Soto (El Chino Soto) y muchos de los criollos de esa época. El Jr. Ancash fue recorrido por el Maestro no sólo para dirigirse al Callejón del Fondo, cuando se casó y vivía en la Calle Penitencia, sino que también para irse al trabajo, en la Calle Colegio Real, y a la Iglesia de San Francisco que fue donde contrajo matrimonio, por lo que debía tenerle especial cariño.

Tanto el Jr. Junín como el Jr. Ancash son considerados como corredores turísticos de los Barrios Altos, que Pinglo también los hizo suyos, ya que en sus calles se guarda mucha de la historia de la ciudad de Lima y cuenta con construcciones que están dentro de lo que es el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Habiendo estado también, en el actual Jr. Junín la Portada de Barbones y en el actual Jr. Ancash la Portada de Maravillas de la antigua Muralla de Lima, por lo que sus calles vieron salir y llegar a las tropas del ejército, y revolucionarias, del centro y sur del país.

Barrios Altos, según los barrioaltinos y la Municipalidad de Lima, nace en la Av. Abancay, desde el río Rímac hasta la Av. Grau, por lo que solamente nombraré las calles antiguas del Jr. Junín y el Jr. Ancash que están en su zona.

El Jirón Junín

La "Calle de la Inquisición", en la actual Plaza Bolívar, daba inicio a la parte del actual Jr. Junín que corresponde a los Barrios Altos. Dicha Calle de la Inquisición es la que actualmente es la quinta cuadra del Jr. Junín y debe su nombre a que allí quedaba el local de la Santa Inquisición, que era muy temida por todos durante la época de la colonia. Actualmente, allí se encuentra el Museo de la Inquisición donde se exhiben los instrumentos y aparatos de tortura que utilizaba dicha institución.

La Plaza Bolívar, que está en dicha calle, antiguamente se llamaba Plaza de la Inquisición, pero también se llamó Plaza de la Universidad debido a que la Universidad de San Marcos estuvo en donde ahora está el Congreso. Cuando se demolió la universidad, para construir el Congreso, se cercenó la cuadra dos del Jirón Ayacucho que antiguamente se llamaba "Calle de la Universidad", por la Universidad de San Marcos que allí estaba. Pero bueno, una historia más amplia, al respecto, ya la conté en una oportunidad anterior.

Viene después la "Calle de la Caridad" que viene a ser la actual sexta cuadra del Jr. Junín. Debe su nombre al Hospital de la Caridad y a la Iglesia de la Caridad que se encontraba en la esquina del actual Jr. Ayacucho con el el Jr. Junín, en la parte donde está el Congreso. La Iglesia de la Caridad, que estaba en esa esquina, tenía su frontis dando a la Plaza de la Inquisición.

José María Córdoba y Urrutia en su "Estadística histórica, geográfica, industrial y comercial del Departamento de Lima", 1839, menciona de que la Hermandad de la Caridad fue fundada en 1552 y diez años más tarde, en 1562, dicha hermandad fundó el Hospital de la Caridad, en unas casas que habían sido donadas a la hermandad. Por ese tiempo se construyó también la Iglesia de la Caridad que estaba contigua al hospital. La hermandad también fundó el Colegio de la Caridad, junto a la iglesia, en el año de 1614. La iglesia y hospital tenían como vecinos a la Universidad de San Marcos. En la actualidad no existen ni el colegio ni el hospital ni la iglesia y en aquel lugar está el Congreso.

La "Calle Moneda" era la que actualmente es la séptima cuadra del Jr. Junín. Debe su nombre a la Casa de Moneda que se encuentra allí. La Casa de Moneda fue creada en 1565, funcionando en otro local diferente al actual. En 1683, la Casa de Moneda empezó a funcionar en los terrenos donde está su local actual, pero dicho local fue destruído por el terremoto de 1746 por lo que se construyó el nuevo local que se mantiene hasta nuestros días, el cual fue terminado en 1760.

En la esquina donde empieza la Calle Moneda, en la acera opuesta a la Casa de Moneda y haciendo esquina con el actual Jr. Andahuaylas, se encuentra el Convento o Colegio de Santo Tomás. Dicho convento fue levantado en 1645 para estudio de los religiosos dominicos. Casualmente, la calle que está en su lado del Jr. Andahuaylas, donde se encuentra el Colegio Mercedes Cabello de Carbonera, se llama "Calle Santo Tomás" y debe su nombre al mencionado Convento o Colegio de Santo Tomás. Dicha calle es la actual quinta cuadra del Jr. Andahuaylas.

Siguiendo por el actual Jr. Junín, viene la "Calle Descalzas", que actualmente es la octava cuadra del Jr. Junín y debe su nombre al Monasterio de las Descalzas de San José que se encuentra allí, en su esquina con el Jr. Huanta. Según José María Córdoba y Urrutia, dicho Monasterio fue fundado el 19 de marzo de 1603, con el concurso de cinco monjas de la Concepción.

Al final de la Calle Descalzas se encuentra la Plaza Italia. Dicha Plaza se llamó antiguamente Plaza Santa Ana, luego fue cambiada a Plaza Italia y actualmente se llama Plaza Raimondi. Pero, los barrioaltinos, y el pueblo limeño, la siguen llamando Plaza Italia. El nombre de Plaza Santa Ana se debía a la Iglesia de Santa Ana que queda en una de sus esquinas, Jr. Huanta con Jr. Huallaga. En homenaje a los inmigrantes italianos que vivieron en Barrios Altos cambiaron el nombre de Plaza Santa Ana por Plaza Italia. Después, por haber un monumento a Antonio Raimondi en dicha plaza, que fue inaugurado el 15 de agosto de 1910, le pusieron Plaza Raimondi, como nombre oficial, pero se sigue conociendo como Plaza Italia.

En la Plaza Italia se encontraba el Teatro Mazzi que fue construído por inicios del siglo XX. Allí se estrenó la zarzuela "El Cóndor Pasa" que Manuel Alomía Robles creara en 1913, siendo su estreno en diciembre de ese año. Dicha zarzuela tuvo un éxito tan extraordinario en el Teatro Mazzi, que a lo largo de cinco años fue presentada tres mil veces. Años más tarde, se cambió el nombre de Mazzi por el de Teatro Unión, siendo cine a la vez y el mejor de los Barrios Altos. Luego se convertiría en templo evangelista (ese fue el final de la mayoría de cines de los Barrios Altos) y ahora está convertida en playa de estacionamiento.

Cuando el 13 de mayo de 2005, por encontrarme en Lima, estuve recorriendo los Barrios Altos recordando al Maestro Pinglo, ya que ese día se conmemoraba un aniversario más de su fallecimiento, pasé por la Plaza Italia y al darme cuenta en lo que se había convertido el Teatro Unión, donde vi muchísimas películas, no pude evitar el entristecerme ya que ahora sólo quedan los recuerdos de dicha sala, al igual que del cine Francisco Pizarro, en su acera del frente.

La Plaza Italia, al menos, ha sido remodelada en los últimos años y allí se celebran ferias gastronómicas, además de que los domingos se puede saborear deliciosos platos y postres criollos en los puestos que allí se instalan.

La "Calle Peña Horadada" es la que actualmente es la novena cuadra del Jr. Junín. A finales del siglo XIX la escribían de esa manera, pero hasta la primera mitad del siglo XIX la escribían como Peña Oradada, sin "h".

Antonio Raimondi vivió en la Calle Peña Horadada. También vivió en dicha calle el brillante médico José Casimiro Ulloa, cuyo nombre lleva un hospital en Miraflores. A una casa en dicha calle solían asistir los muchachos terribles de la Palizada.

La historia de dicha calle y de la peña que dio origen al nombre aquel la conté, en forma amplia, hace un tiempo, pero la resumiré para quienes no la hayan leído. Ricardo Palma, en una de sus tradiciones, contó que durante la colonia el diablo estaba merodeando y haciendo sus "diabluras" en los Barrios Altos cuando, caminando muy campante por el Jr. Junín, se encontró con que por el Jr. Junín venía la Procesión de la Virgen del Carmen y por el Jr. Cangallo, de la Calle Rastro de la Huaquilla (actual tercera y cuarta cuadra del Jr. Cangallo), venía la procesión del Señor de los Milagros. El diablo se quedó paralizado ante tamaña demostración de fe y devoción religiosa de los limeños para sus Patrones, el Señor de los Milagros y la Virgen del Carmen, y encontrándose parado en la esquina del Jr. Junín con el Jr. Cangallo y no sabiendo que hacer, se da cuenta que tenía a su lado una peña grande que nunca había podido ser removida de su sitio, así que le hace un hueco a la peña y por allí se escapa hacia la otra calle. Una vez en la otra calle, el diablo, aliviado, lanzó un suspiro fenomenal que todo Lima pudo escucharlo. Desde allí las calles aquellas quedaron bautizadas, una como la Calle Peña Horadada y la otra como la Calle Suspiro (actualmente, en numeración, viene a ser la primera y segunda cuadra del Jr. Cangallo). A la peña aquella del relato se le conoce como "Peña Horadada", pero los barrioaltinos también la llaman "Piedra del Diablo".

Siguiendo por el Jr. Junín viene la "Calle del Carmen Bajo" que viene a ser la actual cuadra 10 del Jr. Junín. Su nombre se debe al Monasterio del Carmen, actualmente conocido como la Iglesia de la Santísima Virgen del Carmen de Lima, que está localizado en su esquina final, empezando la otra calle. Como en esa calle hay una pendiente de subida, en dirección hacia la iglesia que está a un nivel más alto, se le llamó Carmen Bajo.

Luego sigue la "Calle del Carmen Alto" que viene a ser las actuales cuadras 11 y 12 del Jr. Junín, entre el Jr. Huánuco y el Jr. Maynas. Debe también su nombre al Monasterio del Carmen, que se encuentra en su esquina inicial, y por estar la calle aquella en la parte alta, se le llamó Carmen Alto.

Manuel Atanasio Fuentes en su "Estadística General de Lima", 1858, señala de que por real cédula del 13 de febrero de 1625, el Rey Felipe IV concedió permiso para la erección del Monasterio del Carmen, hoy conocido como la Iglesia de la Santísima Virgen del Carmen de Lima. El 18 de diciembre de 1643 se inauguró el Monasterio, nombrándose por fundadores y patrones al Obispo de Arequipa Agustín de Ugarte y Sarabia, y Catalina Doria, una de las mayores benefactoras y propulsoras de dicha construcción.

La Santísima Virgen del Carmen de Lima es la Patrona de Lima, Patrona de los Barrios Altos y Patrona del Criollismo. Su procesión, el 16 de julio, es una tradición que tiene más de 300 años y que desde hace muchos años se viene celebrando, desde la víspera, con una verbena criolla. Según afirma Gonzalo Toledo, Felipe Pinglo era devoto de la Virgen del Carmen.

En la Calle del Carmen Alto, opuesta a la Iglesia del Carmen, se encuentra la Quinta Heeren. Dicha quinta data de fines del siglo XIX y tiene estilo arquitectónico de la época virreinal, habiendo sido sus jardines adornados con plantas japonesas. Allí existió el primer zoológico de Lima y, años más tarde, se acondicionó una cancha de fútbol en su interior donde casi todo barrioaltino tuvo la oportunidad de jugar. La Quinta Heeren también ha sido escenario para películas, telenovelas y series de TV que allí se han filmado.

Luego sigue la Calle del Prado, la Calle de Cinco Esquinas y la Calle Barbones, de las cuales ya conté su historia. Debe tenerse también presente de que gran parte de los Barrios Altos ha sido declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, estando comprendido el Jr. Junín, con las construcciones antes mencionadas, hasta su intercepción con el Jr. Maynas.

El Jirón Ancash

En el Jr. Ancash, que Pinglo lo recorrió muchas veces, tenemos una calle con construcciones comprendidas dentro del Patrimonio Cultural de la Humanidad, como el Hospicio Ruiz Dávila, de propiedad de la Beneficencia Pública de Lima, y la Casa de las Trece Monedas. Muchos desconocen el nombre antiguo de dicha calle el cual era "Calle Cerca de San Francisco" y viene a ser lo que actualmente es la quinta cuadra del Jr. Ancash.

La actual primera cuadra de la Av. Abancay, donde está la Guardia de Asalto o 22 Comandancia de la PNP, no existía antiguamente, por lo que el Convento de San Francisco abarcaba desde la Iglesia de San Francisco hasta la Calle Tigre (actual primera cuadra del Jr. Ayacucho). Dicho convento estaba cercado por un muro alto de adobe, existiendo todavía una parte de ese muro en la Calle Tigre. Debido al cerco de adobe del convento, es que la calle en mención obtuvo el nombre de "Calle Cerca de San Francisco".

Siguiendo por el Jr. Ancash, de subida, está la "Calle Colegio Real" que viene a ser lo que actualmente es la sexta cuadra del Jr. Ancash. Debe su nombre a que allí estaba ubicado el Colegio Real de San Felipe, conocido como Colegio Real solamente, el cual fue fundado en 1592 por el Virrey García Hurtado de Mendoza. Dicha construcción antigua se encuentra todavía en pie y está ubicada frente a la Escuela Nacional de Bellas Artes, que queda también en dicha calle.

El Colegio Real, cuando dejó de ser colegio, pasó a ser cuartel del ejército, después lo convirtieron en Escuela de Artes, después en Estado Mayor del Ejército, luego estuvo abandonado y después la Universidad de San Marcos puso unas oficinas allí. Según "El Cumpa" Jorge Donayre, cuando el Estado Mayor del Ejército funcionaba en dicho local, Felipe Pinglo ingresó a trabajar allí como secretario, por lo que parte de su vida transcurrió en dicha calle del actual Jr. Ancash.

Luego sigue la "Calle Trinitarias", actual séptima cuadra del Jr. Ancash. Dicha calle debe su nombre al Monasterio de las Trinitarias que queda en la esquina de la mencionada calle, en su intercepción con el Jr. Paruro, y que actualmente se le conoce como Iglesia y Convento de las Trinitarias. Su historia se remonta a 1673 cuando se estableció, en dicha área, el beaterio de Nuestro Señor Jesucristo, denominado también de las Hermanas Neiras. El Arzobispo Almoguera elevó dicho beaterio a monasterio el 22 de mayo de 1682, naciendo así el Monasterio de las Trinitarias que dio origen al nombre de la calle aquella.

En la Calle Trinitarias se encuentra también la Casa Canevaro, en la acera opuesta a la Iglesia y Convento de las Trinitarias, que está considerada dentro de lo que es el Patrimonio Cultural de la Humanidad. En dicha calle tenía su sastrería Jorge Lázaro Loayza, quien muchas veces aseguró de que Pinglo se inspiró el vals "El espejo de mi vida" en el viejo espejo de prueba de su sastrería. Según Loayza, su historia de amor fue la que también inspiró a Felipe Pinglo el vals "El Plebeyo". Ninguna de las dos versiones han podido ser comprobadas fehacientemente.

La "Calle de la Buena Muerte" es la que actualmente viene a ser la octava cuadra del Jr. Ancash y debe su nombre a la Iglesia y Convento de la Buena Muerte que se encuentra en dicha calle. Inicialmente se fundó allí una capilla en 1712 y en 1736 se obtuvo licencia para la fundación del convento.

Empezando la Calle de la Buena Muerte se encuentra la Plazuela de la Buena Muerte, que es uno de los lugares más típicos y tradicionales de Lima. Con frente a dicha Plazuela se encontraba el Restaurant La Buena Muerte, considerado por muchísimos años como el lugar donde se podía comer el mejor seviche y los más deliciosos mariscos de Lima. Dicho restaurant se mudó hace algunos años a un nuevo local en la cuarta cuadra del Jirón Paruro, a media cuadra de su antiguo y famoso local que fue el centro de reunión de todo aquel que se prestaba de ser un buen comensal.

Viene a continuación la "Calle Santa Clara" que viene a ser la actual novena cuadra del Jr. Ancash y debe su nombre al Monasterio de Santa Clara que se encuentra al final de su calle. Actualmente, dicho Monasterio se conoce como Iglesia y Convento de Santa Clara. El Monasterio de Santa Clara fue instituído por Santo Toribio de Mogrovejo en 1605.

Al final de la Calle Santa Clara, en su intercepción con el actual Jr. Jauja, se encuentra el Molino de Santa Clara que es una edificación de mediados del siglo XIX que consta de dos niveles. Dicha edificación tenía en su fachada 18 estatuas de mármol de tamaño natural, 9 en cada nivel, las cuales fueron traídas de Italia por el dueño de dicho molino que era italiano. El molino dejó de funcionar por las primeras décadas del siglo XX, pero la edificación aquella sigue en pie, aunque hace muchos años que desaparecieron todas sus esculturas.

Barrios Altos se caracteriza por también estar lleno de mitos y leyendas en todas sus calles. Hay muchas historias de apariciones, fantasmas, el diablo y hechos curiosos que sus pobladores han ido pasando de generación en generación. Algunas de estas historias han dado origen a nombre de calles que los barrioaltinos rebautizaron, en forma no oficial, como es el caso de calles muy cercanas a la Iglesia y Convento de Santa Clara: Calle de la Manito y Calle de las Almas, que nacieron de historias fantasmales.

La calle pequeña donde se encuentra la Iglesia y Convento de Santa Clara, que actualmente, en numeración, viene a formar la parte última de la novena cuadra del Jr. Ancash, se llamaba antiguamente "Calle Colmillo". Su nombre se debe, quizás, a alguna de esas historias del diablo que solía contarse en los Barrios Altos, ya que de niño recuerdo haber escuchado un cuento sobre el diablo, con grandes colmillos, que solía aparecerse de noche en las calles solitarias, por ello habían calles por las cuales nadie pasaba de noche.

Luego sigue la "Calle Mercedarias" que viene a ser, en numeración, las actuales cuadras 10 y 11 del Jr. Ancash. Su nombre se debe al Monasterio de Mercedarias que queda al final de la calle, el cual, inicialmente, fue beaterio que en 1734 fue elevado a monasterio. En la actualidad, la Iglesia de Mercedarias también se encuentra allí.

En la Calle Mercedarias quedaba el "Callejón del Fondo", donde Pinglo solía reunirse con sus amistades para hacer música. Dicho callejón se construyó a fines del siglo XVIII y su dirección antigua era Calle Mercedarias No. 105, que pasaría a ser Jr. Ancash 1092. El callejón aquel pertenecía al Monasterio de Mercedarias y fue demolido hace muchos años, por lo que ya no existe, y en su terreno se construyó el actual Mercado Mercedarias.

En la Calle Mercedarias y el Callejón del Fondo fue que Pinglo se inspiró para crear su vals "De Vuelta al Barrio". En el Callejón del Fondo vivía Isabel Mejía, la buena Isabel de su famoso vals. También vivió allí Doña Cruz, que al lado de la puerta del callejón se ponía a vender picantes y té, al igual que lo dice el vals. Samuel Joya también vivió en aquel callejón del cual sus paredes de adobe y piso de tierra fueron testigos de muchas jaranas criollas en las cuales participó Felipe Pinglo.

Durante la colonia, al actual Jr. Ancash, desde el Jr. Maynas hasta la Plaza Maravilas, se le conoció con diferentes nombres: Puerta Falsa del Cercado, San Pedro Alcántara, San Salvador, Camino de la Fuente, Refugio y Maravillas. Dichos nombres se utilizaban indistintamente, pero a mediados del siglo XIX, cuando se cambia la nomenclatura de las calles, la zona aquella, en nombre, estaba dividida en tres calles.

La "Calle San Salvador" viene a ser la actual cuadra 12 del Jr. Ancash y debe su nombre a la Iglesia de San Salvador que se encontraba en esa zona.

Empezando la "Calle San Salvador" se encuentra la Plazuela Ramón Espinoza donde estaba el Teatro Continental (Jr. Ancash 1204). En dicho teatro, el 24 de abril de 1936, Samuel Joya estrenó en público la polca "Los Tres Ases" de Felipe Pinglo.

Luego sigue la "Calle Refugio", que viene a ser la actual cuadra 13 del Jr. Ancash. Debe su nombre al Hospital de Santo Toribio de Incurables que fue fundado en esa zona en el siglo XVII y fue entregado a los Padres Betlemitas en 1702. A dicho hospital le decían, popularmente, "El Refugio de los Incurables" y de allí fue que a la calle aquella la conocían con el nombre de "Refugio".

A inicios del siglo XIX, al costado del Hospital de Santo Toribio de Incurables, se construyó el Hospicio de Mujeres Incurables.

La "Calle Maravillas", actual cuadra 14 del Jr. Ancash, debe su nombre a la Capilla de Maravillas que se construyó en esa zona con la finalidad de albergar un crucifijo de lienzo que fue encontrado, sin lesión, en un lugar pantanoso de la zona por lo que se llamó de Maravillas. Después se construiría allí la Iglesia de Santo Cristo de las Maravillas.

La Calle Maravillas daba a la Portada de Maravillas de la antigua Muralla de Lima, lo que aumentaba la importancia de las calles del actual Jr. Ancash. Sumado a que el Jr. Ancash con las construcciones antes mencionadas, hasta su intercepción con el Jr. Maynas, ha sido declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Felipe Pinglo falleció en su casa de los Barrios Altos, sito en la Calle Penitencia (Jr. Paruro 232). Eran las cinco y media de la mañana del 13 de mayo de 1936. Se fue a la hora en que terminan las jaranas.

La "Calle Penitencia" es una calle extensa que actualmente, en numeración, viene a ser la primera, segunda y tercera cuadra del Jr. Paruro. Como muchas calles antiguas de Lima, que fueron bautizadas por el pueblo por algún hecho curioso, dicha calle, según versiones de sus moradores más antiguos, fue llamada Penitencia debido a que por ser una calle bien extensa, era una verdadera "penitencia" el recorrerla.

Barrios Altos es el barrio que Pinglo conoció y amó, donde nació y murió. Barrio donde se nutrió de su historia, cultura y tradiciones que, todavía, encierran sus calles, iglesias y construcciones coloniales. Barrio que en gran parte ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Felipe Pinglo revolucionó nuestro vals, le puso etiqueta peruana, pero fue olvidado por los medios de prensa de su época. Sin embargo, sus amigos, sobre los cuales influyó con su personalidad y capacidad creativa, se encargaron de hacerlo valorar y conocer como se merecía. Hoy en día es considerado el más grande compositor de música criolla del Perú y sigue siendo estudiado, investigado y recopilado, a la vez que es fuente de inspiración de todos los que amamos nuestra música criolla ya que su obra lo mantiene presente ante nosotros.

Dario Mejia
Melbourne, Australia

PINGLO CON COMPAÑEROS DE TRABAJO EN LA DIRECCION GENERAL DE TIRO

 

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FELIPE PINGLO Y LOS BARRIOS ALTOS

FACHADA DE LA CASA DONDE VIVIO FELIPE PINGLO EN LOS BARIOS ALTOS

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PINGLO Y LOS BARRIOS ALTOS

Felipe Pinglo, el bardo inmortal, estaba viviendo los momentos más dramáticos de su vida durante los primeros días del mes de mayo de 1936. Se encontraba postrado en la cama de su casa de la Calle Penitencia en los Barrios Altos de Lima y, enfermo como se hallaba, logró terminar su última composición que estaba dedicada a su esposa Hermelinda Rivera, el vals "Hermelinda" que lo terminó el 6 de mayo de 1936. Durante esos últimos días, Pinglo logró recuperar la guitarra con la cual compuso las notas musicales de su primer vals, "Amelia", y muchas de sus grandes creaciones, la cual había desaparecido durante una noche de jarana sin que sepa más de ella por varios años. Quien una vez se llevó la guitara de Pinglo la dejó en un rincón de la casa que paraba llena de sus amistades que estaban acompañándolo en sus últimos días de vida. Con ella, otra vez en sus manos, Pinglo pudo terminar las notas de su último vals.Muchas cosas deben haber pasado por la mente de Pinglo en aquellos últimos días. Su mente debe haber viajado por los rincones de su barrio querido, Barrios Altos. Barrio que lo vio nacer y donde vivió toda su vida, con excepción de una corta temporada en que se fue a vivir a La Victoria, pero al regresar al barrio de sus amores compone uno de los mejores cantos de amor al barrio, su vals "De vuelta al barrio".En cierta forma, la vida de nuestro bardo inmortal está ligada a la historia de las calles de Barrios Altos, porque todos sus biógrafos, cuando mencionan las calles por donde transcurrió la vida de Pinglo, señalan la denominación antigua que tenía la ciudad de Lima y no la actual, que para la gran mayoría es desconocida tanto en nombre como en historia: Colegio Real, Buena Muerte, El Prado, Maravillas, Mercedarias, Naranjos, Penitencia, Rufas, San Ildefonso, Trinitarias, etc.Felipe Pinglo nació el 18 de julio de 1899 en la Calle del Prado No. 500. Dicha calle es lo que actualmente comprende a la cuadra 13 y parte de la 14 del Jr. Junín, Barrios Altos. En la actual cuadra 14 del Jr. Junín nació Felipe Pinglo (Jr. Junín 1456), frente al Convento Nuestra Señora del Prado. Sin embargo, cuando en 1861 se decide cambiar la antigua denominación de las calles de Lima y adoptar la nomenclatura que tenemos hasta nuestros días, dicha calle no se llamaba como "Calle del Prado" sino que se llamaba "Mascarón del Prado". Debido a que existían ya otras calles que llevaban ese nombre de Mascarón (Calle del Mascarón se llamaban dos calles, la que es la actual quinta cuadra del Jr. Cusco y también la que es la actual séptima cuadra del Jr. Maynas), que podía confundir a la gente, la empezaron a llamar, solamente, como "Calle del Prado".La Calle del Prado (Mascarón del Prado) debe su nombre al Convento Nuestra Señora del Prado que queda en dicha calle y que fue fundado como Monasterio del Prado por el Arzobispo Villagómez el 1 de setiembre de 1640.Contigua a dicha calle esta la "Calle de Cinco Esquinas" que viene a ser lo que actualmente es la parte final de la cuadra 14 del Jr. Junín (la cuadra 14 del Jr. Junín comprende parte de la Calle del Prado y a la Calle de Cinco Esquinas). Cinco Esquinas debe su nombre a que desde la época de la colonia son cinco las calles que se interceptan al final de lo que actualmente es la cuadra 14 del Jr. Junín: Calle de los Naranjos, Calle Barbones, Calle Ancha (actual cuadra 15 del Jr. Antonio Miró Quesada), Calle Sequión (llamada también Calle del Acequión, era una calle extensa que comprende a las actuales seis cuadras de la Calle Huari) y Calle de Cinco Esquinas.Felipe Pinglo realizó sus primeros estudios, el jardín, en una escuelita en la "Calle Barbones". Dicha calle es lo que en la actualidad viene a ser la cuadra 15 del Jr. Junín y está llena de historia ya que daba a la Portada de Barbones de la antigua Muralla de Lima. Tanto la Portada de Barbones como la de Maravillas vieron desfilar a las tropas del ejército en su ida y venida del centro y sur del país, especialmente durante las batallas por la independencia y la Guerra del Pacífico.La Calle Barbones debe su nombre a que allí, a finales del siglo XVII, se levantó el Convento de Betlemitas que pertenecía a la congregación de betlemitas que llegó, de Guatemala, al Perú en 1671 y que al ser elevados a Orden Religiosa por el Papa Inocencio XI, por bula del 26 de marzo de 1687, deciden construir su convento en Lima. Pero dicho convento fue conocido por el pueblo, desde su inicio, como "Convento de Barbones" ya que a los padres de dicha orden religiosa se les conocía como "Padres Barbones". Según las reglas de la orden de los betlemitas, les estaba prohibido afeitarse.La primaria, Pinglo, la estudió en la Escuela Fiscal de los Naranjos en la "Calle de los Naranjos". Dicha calle era larga y está localizada entre el actual Jr. Huánuco y el cruce de Cinco Esquinas, comprendiendo a las actuales cuadras 12, 13 y 14 del Jr. Antonio Miró Quesada. Debe su nombre a la Capilla de los Naranjos que se fundó en esa zona en 1750.Para ir a su escuela, Pinglo, desde El Prado, debe haber subido hasta el cruce de Cinco Esquinas y de allí doblado a los Naranjos. También cabe la posibilidad de que haya bajado hasta la "Calle Manuel Morales" que conecta con los Naranjos. Dicha calle, Manuel Morales, no existía en 1861, cuando se adoptó la actual nomenclatura que tienen las calles de Lima. Debe haberse abierto a finales del siglo XIX y por ello su nombre no tenía nada que ver con la tradición con la cual el pueblo limeño solía bautizar a sus calles. El gobierno local le puso ese nombre en homenaje al Doctor Manuel Morales, quien fue Ministro de Relaciones Exteriores en dos ocasiones, 1859 y 1878.La Calle Manuel Morales, actualmente llamada Matías Maestro, es una calle que conecta el Jr. Junín con el Jr. Antonio Miró Quesada y está, subiendo de la Iglesia del Carmen, al final de la cuadra 11 del Jr. Junín, a su mano derecha. Allí quedaba el antiguo Teatro Lima que pasó a ser cine y después un templo evangelista. Pinglo debe haber visitado muchas veces el Teatro Lima de donde se sabe que se organizó allí, el 8 de mayo de 1926, un festival a beneficio del músico Nicolás Wetzell contándose con la participación de Felipe Pinglo, el dúo Montes y Manrique, los hermanos Vilela, Carlos Saco, Guillermo Acosta, Juan Araujo y otras figuras más del criollismo de la época aquella.En el número 114 de la Calle Manuel Morales, vivió y murió Alejandro Ayarza "Karamanduca". También vivió allí, sus últimos años, Abelardo Gamarra "El Tunante", quien vivió en el No. 109.Menciono que Abelardo Gamarra vivió sus últimos años en la Calle Manuel Morales porque allí falleció, el 9 de julio de 1924, y también debido a que encontré en el semanario Integridad, que dirigía Abelardo Gamara, un aviso en su edición del 22 de mayo de 1909 que decía: "Abelardo Gamarra se ha trasladado del Barranco a Lima, Calle de Mapiri número 123". La Calle de Mapiri era el nombre anterior que tenía el actual Jr. Miguel Aljovin y su primera cuadra es el costado del Palacio de Justicia. El nombre antiguo de dicha calle, antes de 1861, era "Calle San Juan Nepomuceno" y muy cerca de allí estaba la Muralla de Lima con su Portada de Guadalupe. No existía en ese entonces (1861) el actual Palacio de Justicia. Pero, como ironía de la vida y quizás de la tradición, San Juan Nepomuceno es conocido como "El Mártir del secreto de confesión" y, años más tarde, en esa calle se construiría el Palacio de Justicia donde los que llegan allí tienen que dejar los secretos a un lado y confesar sus pecados en forma pública. Me salí de los Barrios Altos con esta pequeña historia, pero creo que valió la pena.Uno de los clubes para los cuales Felipe Pinglo jugó fútbol fue el "Alfonso Ugarte" que quedaba en la "Calle de San Ildefonso". Dicha calle es una cuadra grande que viene a ser actualmente, en numeración, la primera y segunda cuadra del Jr. Andahuaylas. En dicha calle vivió el General Andrés Avelino Cáceres. Yo nací a la vuelta, en la "Calle Tigre", primera cuadra del actual Jr. Ayacucho, pero acudía, a diario, al Mercado de San Ildefonso y a una panadería que había en esa calle, la cual preparaba los mejores y más deliciosos panes franceses que haya probado en mi vida.Volviendo al nombre de la calle, debe su nombre a que allí quedaba el Convento de San Ildefonso, el cual fue destruído a fines del siglo XVIII o inicios del XIX (En unas estadísticas de Lima de 1839, ya se mencionaba que estaba destruído). Dicho convento fue inicialmente un colegio, para estudio de los religiosos de la orden de San Ildefonso, que se fundó en 1606 como Colegio de San Ildefonso. Mediante bula del 13 de octubre de 1608, expedida por el Papa Paulo V, se acordó que dicho colegio pasaría a denominarse Colegio y Universidad Pontificia de San Ildefonso. Después, ampliaron el área que abarcaba y pasó a convertirse en Convento de San Ildefonso. La parte del Convento ya no existe, pero queda todavía en pie la parte que se utilizaba como el Colegio de San Ildefonso y que ahora viene a ser la Escuela Nacional de Bellas Artes.Debe mencionarse también de que el club Alfonso Ugarte solía entrenar y jugar en las canchitas de Martinete que estaba muy cerca de San Ildefonso, por lo que Pinglo debe haber jugado en esas canchitas donde años más tarde jugaban sólo los valientes y que hasta ahora existen en el actual Jr. Amazonas, que también tiene su historia por lo que nombraré algunas de sus calles antiguas que, infinidad de veces, recorrí de niño y adolescente, donde también antiguamente se encontraba una de las Portadas de la Muralla de Lima.Como no existía, antiguamente, la primera cuadra de la Av. Abancay, el Convento de San Francisco llegaba hasta el actual Jr. Ayacucho. La parte que corresponde al actual Jr. Amazonas entre la actual Av. Abancay y el Jr. Ayacucho, que viene a ser la segunda cuadra del Jr. Amazonas, se llamaba "Calle Barranca". Su nombre se debe a que muy cerca, donde ahora se encuentra una feria de libros, estaba una zona conocida como "La Barranca", por encontrarse a varios metros de altura sobre el nivel del río, y donde a mediados del siglo XVIII se construyeron allí varios callejones que serían los "modelos" que tomaron los que se levantarían después en Lima.La "Calle Viterbo" era la que actualmente es la tercera cuadra del Jr. Amazonas. Luego empieza la zona aquella conocida como "La Barranca", en su actual intercepción con el Jr. Andahuaylas (Calle de San Ildefonso), por lo que dicha calle tenía el nombre de "Calle Barranqueta" y viene a ser la actual cuarta cuadra del Jr. Amazonas. En su esquina, donde empieza la Feria de Libros actual, se construiría el Puente Balta a inicios del siglo XX y, en esa misma esquina, estaba uno de los cines más antiguos de Lima, el "Cinelandia", donde, por su cercanía al río Rímac, las ratas desfilaban en el intermedio. Dicho cine fue destruído en la década del 70 del siglo XX.Sigue la "Calle las Carrozas" que viene a ser lo que actualmente es, en numeración, la primera parte de la cuadra 5 del Jr. Amazonas, entre el actual Jr. Paruro y el Jr. Huanta. Muchos se extrañarán al ver el nombre de "Las Carrozas" en el Jr. Amazonas y no en la primera cuadra del Jr. Huánuco, como se conoce actualmente. Según las estadísticas y planos de Lima del siglo XIX, la "Calle las Carrozas" era la que he mencionado en el actual Jr. Amazonas y la primera cuadra del Jr. Huánuco se llamaba "Calle Sauces". Pero hay que tener presente que era el pueblo quien muchas veces, sin ceremonias ni decretos, bautizó a muchas calles por algún hecho curioso que haya ocurrido en ellas y fue el pueblo el que, años más tarde, decidió rebautizar a la "Calle Sauces" como "Calle las Carrozas".Continuando por el actual Jr. Amazonas, se llegaba a la nombrada "Calle Martinete" que viene a ser, actualmente, la segunda parte de la cuadra 5 del Jr. Amazonas, entre el Jr. Huanta y el Jr. Huánuco. Allí se encuentran las mencionadas canchitas de Martinete donde Pinglo debe haber jugado muchas veces con sus compañeros del club Alfonso Ugarte. En su actual intercepción con el Jr. Huánuco, donde empieza el Puente Huánuco, se encontraba la antigua Portada de Martinete de la Muralla de Lima, por ello la importancia que tiene el Jr. Amazonas en la historia de Lima y el que se escriba correctamente el nombre de dicha zona "Martinete", ya que en las estadísticas de Lima que hicieron José María Córdoba y Urrutia en 1839 y Manuel Atanasio Fuentes en 1858, ellos lo escribieron de esa manera. Sin embargo, he leído que últimamente algunas publicaciones, al momento de hablar sobre esa zona, lo escriben como Martinetti.Pinglo realizó sus estudios secundarios en el Colegio Guadalupe, por lo que para ir a su colegio tenía que bajar por todo el Jr. Junín. Dicho jirón junto al Jr. Ancash son los que más debe haber recorrido Pinglo ya que él hizo su reducto en el Callejón del Fondo de la Calle Mercedarias, actual Jr. Ancash, y cuando se casó con Hermelinda Rivera se fueron a vivir a la "Calle Penitencia" (donde falleció), una calle extensa que actualmente, en numeración, viene a ser la primera, segunda y tercera cuadra del Jr. Paruro. Dicha calle se intercepta con el Jr. Ancash, al igual que la "Calle Rufas", paralela a Penitencia, que fue donde vivía Hermelinda Rivera cuando Pinglo la conoció el 24 de mayo de 1925. La Calle Rufas es una cuadra grande que viene a ser actualmente, en numeración, la primera, segunda y tercera cuadra del Jr. Huanta, entre el Jr. Amazonas y el Jr. Ancash.Felipe Pinglo, en junio de 1919, compuso el vals "Leonidas Yerovi" para honrar la memoria del escritor y poeta Leonidas Yerovi, quien nació el 9 de setiembre de 1881 en la "Calle Bravo". Dicha calle era una cuadra larga que abarcaba a las actuales cuadras 2, 3, 4 y 5 de la Av. Sebastián Lorente (ex Av. De los Incas).Se debe también nombrar al barrio chino que fue donde Felipe Pinglo se inspiró su vals "Sueños de Opio", especialmente en la "Calle Capón". Al respecto, debo señalar que muchos están equivocados con el origen del nombre de esta calle, mayormente los chinos, ya que no debe su nombre a algún chino o palabra china.Existe un mito o "cuento chino" con respecto al origen del nombre de la Calle Capón, del cual conté anteriormente su verdadero origen. Los chinos han tratado de hacer creer que el origen del nombre de la calle aquella se debe a ellos y, en octubre de 2005, a raíz de que se conmemoraron 150 años de haberse los chinos establecido en Lima, la versión de los chinos fue recogida por varios medios de prensa, que no se tomaron la molestia de investigar.Los primeros inmigrantes chinos llegaron al Perú en 1849 a trabajar en haciendas que no estaban en Lima. En 1855 empiezan los chinos a ubicarse en Lima, especialmente en la Calle Capón que era una cuadra grande. La versión que cuentan los chinos es que la Calle Capón debe su nombre a que en dicha calle se mataban a los animales para consumo, capándolos a algunos de ellos, siendo los chinos los que se dedicaban a este oficio. Dicha versión, sobre el origen del nombre de la Calle Capón, es solamente un mito o "cuento chino", porque la calle aquella ya se llamaba Capón desde el siglo XVII. Manuel Atanasio Fuentes en su "Estadística General de Lima", de 1858, señala a la Calle Capón la cual aparece también en el plano de Lima de dicho año. También se puede revisar la obra de José María Córdoba y Urrutia: "Estadística histórica, geográfica, industrial y comercial del Departamento de Lima", 1839, que fue impresa cuando los chinos, estando todavía en su tierra, ni siquiera sabían que existía el Perú. Hay documentos más antiguos donde figura el nombre de la Calle Capón.En el siglo XVII vivió en dicha calle un sacerdote de nombre Manuel Loayza quien tenía como apodo "Capón", así que desde el siglo XVII, 200 años antes de que llegara el primer chino al Perú, esa calle se conoció con el apodo del mencionado sacerdote. La Calle Capón, en el actual Jr. Ucayali, era también una cuadra grande que abarcaba desde el actual Jr. Ayacucho hasta el Jr. Paruro; lo que significa que comprendía a las actuales sexta y séptima cuadras del Jr. Ucayali. Sin embargo, hoy en día llaman solamente Calle Capón, por desconocimiento, a la parte comprendida entre el Jr. Andahuaylas y el Jr. Paruro, que vendría a ser la séptima cuadra del Jr. Ucayali.Pinglo debe haber visitado los lugares donde nacieron y vivieron grandes figuras de nuestras letras como nuestro tradicionista Ricardo Palma quien nació en la Calle Puno, actual tercera cuadra del Jr. Ayacucho, en un solar que todavía existe y tiene una placa señalando que allí nació nuestro ilustre literato. Manuel Ascencio Segura nació en la Calle Mestas, actual cuadra 10 del Jr. Huanta. César Vallejo vivió en la Calle Acequia de Islas No. 425, actual séptima cuadra del Jr. Huánuco. En dicha calle nació Nicomedes Santa Cruz Aparicio el 15 de setiembre de 1870, padre de Victoria, Nicomedes, César, Rafael, Rosalina, Pedro, Octavio, Fernando, Jorge y Consuelo Santa Cruz. Antonio Raimondi también vivió en los Barrios Altos, pero lo nombraré más adelante.Felipe Pinglo debe haber recorrido todo los Barrios Altos, por lo que nombrar todas sus calles ocuparía, fácilmente, muchísimas páginas. Por ello, falta de espacio y tiempo, es que en otra oportunidad continuaré recorriendo y contando, junto al Maestro Pinglo, solamente sobre las calles del Jr. Junín y el Jr. Ancash, en lo que corresponde a los Barrios Altos, ya que, pienso, son las que el Maestro debe haber recorrido más en su vida. Sin contar que dichos jirones son considerados como corredores turísticos de los Barrios Altos, debido a la enorme riqueza arquitectónica, cultural e histórica que encierran sus construcciones y calles.

Escrito por Dario Mejia.

FELIPE PINGLO EN EL RECUERDO

HERMELINDA RIVERA, ESPOSA DEL BARDO, Y ALGUNOS AMIGOS EN SU ROMERIA, DONDE DESTACAN  SAMUEL JOYA Y PEDRO ESPINEL TORRES, ENTRE OTROS.

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FELIPE PINGLO EN EL RECUERDO

Felipe Pinglo Alva nació el 18 de julio de 1899 en la Calle del Prado (Cuadra 14 del Jr. Junín), Barrios Altos, Lima. Mucho se ha escrito sobre el Maestro Felipe Pinglo, sus biógrafos no han escatimado elogios para describir su vasta obra y, como es justo, solemos recordarlo en el mes de mayo, ya que falleció el 13 de mayo de 1936, y en el mes de su nacimiento que, por esas coincidencias de la vida, es también el mes en que su barrio querido está de fiesta.

El Maestro Felipe Pinglo Alva, gran autor, compositor y poeta, fue quien revolucionó el vals criollo, o vals peruano, dándole otra dimensión y forjando una escuela que hasta el día de hoy es seguida por los cultores de la música criolla en el Perú. Entre sus creaciones más resaltantes debemos citar: "El Plebeyo", "El Espejo de mi Vida", "El Huerto de mi Amada", "Bouquet", "Jacobo el leñador", "Pobre Obrerita", "De Vuelta al Barrio", "La Oración del Labriego", "Mendicidad", "Sueños de Opio", "El Canillita", "Rosa Luz", "Amelia", y muchísimas más.

En esta oportunidad, trataré de compartir algunos aspectos o hechos no muy conocidos de la vida de ese gran "filósofo de la canción ciudadana", como lo llama Gonzalo Toledo. Casualmente, Gonzalo Toledo contó que Felipe Pinglo solía visitar al Amauta José Carlos Mariátegui cuando éste llegó de Europa en los años 20. Esas visitas tenían lugar en la Calle del Acequión, Jr. Huari 271, Barrios Altos. El escultor ancashino Artemio Ocaña le relató este hecho a Gonzalo Toledo y Segisfredo Mariátegui, hijo del Amauta, se lo confirmó.

Pinglo se preocupó mucho por difundir y sacar adelante nuestro cancionero popular. El historiador Jorge Basadre menciona, en su "Historia de la República del Perú", de que después de 1920 llegó la moda de los ritmos norteamericanos y, sobre todo, la tremenda difusión del tango, el vals platense, la ranchera y otras melodías argentinas favorecidas por discos, películas y visitas personales de cantores de gran éxito. Pero existían reductos inexpugnables que se resistían a aceptar la imposición del exterior. Fue en aquella etapa crítica, entre 1924 y 1926 que apareció Felipe Pinglo, el hombre del pueblo de Lima que cantó a su clase, abriendo no sólo una nueva etapa de la canción criolla sino que también dejó una leyenda.

Aurelio Collantes en su libro "Pinglo Inmortal", Lima 1977, reproduce una carta que Pinglo le escribe al pintor y caricaturista Víctor Echegaray, en junio de 1931. En ella Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".

De todas las historias que he tenido la oportunidad de leer sobre el Maestro Felipe Pinglo, ya sea de Manuel Acosta Ojeda, Jorge Basadre, Niko Cisneros, Aurelio Collantes, Jorge Donayre, Heraldo Falconí Sevilla, César Miró, Willy Pinto Gamboa, Gonzalo Toledo, Manuel Zanutelli y otras plumas más que han escrito sobre el inmortal bardo criollo, hay una historia muy buena, que desconocía, escrita por Niko Cisneros y que la encontré mientras escudriñaba en los archivos de "La Crónica" durante mi última visita a Lima. Compartiré con Uds. esa historia contada por Niko Cisneros en su artículo "La Primera Guitarra de Felipe Pinglo", aparecido en el suplemento dominical de "La Crónica" del 13 de julio de 1958, página 3:

"(...) Ya en vísperas de usar los primeros pantalones largos de su vida, suceso que coincidiría con el cumplimiento de sus 16 años, Felipe hace su pedido de cumpleaños. Quiere una guitarra. su tía se escandaliza. Tan pequeño y quiere ser jaranista. Imposible, ni está en edad para ello. Cuando posea 21 años de edad, sentencia severamente la tía.

Pero dos vecinos y su padrino de bautizo intervienen. Y Felipe logra lo soñado. Tener una guitarra propia. Compra con sus ahorros un método para aprender a tocar la vihuela, y en las noches comparte el estudio de los textos escolares con los secretos del diapasón. Y su mano zurda acariciaba las sonoras cuerdas.

Aquella guitarra era española, como mayormente se usaban a comienzos de siglo, y llevaba como firma de construcción una pequeña etiqueta de papel que decía "Moreno Hnos. Murcia, España". Y Pinglo, un hombre casi sin familia, criado sin hermanos y bajo la bondadosa mirada de su tía, le tomó gran cariño a la vihuela. Ella era su hermana y su mejor amiga.

Pasaron los años y ya cantaba y tocaba. Felipe se acercaba a su destino. En esa vihuela nacieron las notas de su admiración deportiva, las polkas "Alianza Lima", "Los Tres Ases" y "Juan Rostaing". También, su primer vals "Amelia", en homenaje a la primera mujer amada.

Pero aquella guitarra tuvo un final inesperado. En una fiesta que duró toda la noche la perdió. Cuando los rayos del sol iluminaron una humilde casa de la calle de Monserrate, un desconocido cogió la vihuela de Pinglo y fuese con ella, dejándole otra de menor cuantía, dentro de la funda de gamuza roja.

Ya Felipe trabajaba en el Instituto Geográfico del Ministerio de Guerra, así es que inmediatamente pudo sustituir la guitarra por otra nueva, pero debido a su profundo sentimentalismo, experimentó gran desazón. Aquel instrumento había sido el compañero de sus años juveniles y de los primeros años de la mayoría de edad. En esa vihuela había satisfecho sus primeras ambiciones. De sus cuerdas habían brotado sus composiciones iniciales, y ellas habían sido testigos de sus más románticas serenatas y fiestas.

Con el transcurso de los años, Felipe actuó decisivamente en favor de la canción criolla, cuando estuvo amenazada por el extranjerismo musical. Los estrenos de sus valses contribuyeron a la reconquista de nuestras canciones en el repertorio de los cantores de la época, y con ellos se triunfaba en las competencias de barrios, en los cines locales.

Pero cuando la Batalla de la Canción Criolla terminaba con su triunfo. Pinglo ya había llegado a la cumbre de la composición. Su nombre era pronunciado con respeto y admiración por los amantes de nuestra música. Y "El Plebeyo", "El Espejo de mi vida", "Rosa Luz" y otros valses, estaban logrando el ingreso de nuestra música a los graves salones limeños, hasta en ese momento relegada a los solares y callejones.

Justamente en la Nochebuena de 1935, Pinglo se sintió enfermo, y así el año de 1936 resulta funesto para el gran compositor y para nuestra música. Su cuerpo débil, enjunto y enfermizo se resiente y Pinglo cae en la cama para no levantarse más. Y una tarde en que rodeaban su lecho del hogar de la calle de la Penitencia, amigos, familiares y discípulos, Samuel Joya, su amigo y compañero, se acerca con una guitarra. Felipe la pide pues desea tocar en ella las notas de su última composición.

La pulsa y al examinarla repara en que aquella vihuela fue la que un día fuera sustraída. Allí estaba ella, algo maltratada, pero siempre sonora con la etiqueta que rezaba: "Moreno Hnos. Murcia, España". Inquiere por su procedencia y Joya indica "Estaba allí, en un rincón de la sala".

Y esto fue un misterio, algo que Felipe jamás logró investigar. Nunca se supo quién depositó la vihuela en la sala. Se presume que el autor del hurto, enterado de la enfermedad mortal de Pinglo y para acallar sus remordimientos fue de visita, dentro de un grupo de amigos, y dejó el instrumento en la casa de su primer dueño.

Y aquella guitarra, la de sus primeras composiciones, sirvió para que Felipe Pinglo compusiera su último vals, "Hermelinda" -no confundir con el mismo nombre perteneciente a Alberto Condemarín- canción póstuma, hecha en el lecho mortal y dedicada a su esposa, la compañera de su vida y la madre de sus dos hijos.

Murió en la madrugada del 13 de mayo de 1936, y en la capilla ardiente de la salita de la calle Penitencia, allí se vio por última vez a la guitarra de Felipe Pinglo Alva. Estaba recostada sobre el catafalco. Inútil y apagada, con las cuerdas silenciosas a la espera de los febriles dedos del inolvidable autor de "El Plebeyo"."

Felipe Pinglo nos dejó muchísimas composiciones, algunas de ellas desconocidas. Se le ha estudiado mucho y se continua haciéndolo. Su obra musical es grandiosa y ha sido, y seguirá siendo, fuente de inspiración para muchos intérpretes, compositores y todo aquel que guste de la música criolla, porque si, muy bien, él falleció hace ya muchos años, su obra lo ha hecho inmortal para los peruanos.


Dario Mejia
Melbourne, Australia

SOCIOS DEL CENTRO MUSICAL FELIPE PINGLO ALVA

DE PIE: DESTACAN; HUMBERTO "OIGA" CERVANTES, FERNANDO LOLI, JULIO ZAMUDIO, GUILLERMO VITALIANO, MAURO GARCES "EL EXPRESO DE MEDIANOCHE", HUMBERTO PASTOR, ROBERTO "PECOSO" RAMIREZ,  Y SENTADOS; CARLOS DE LA CUBA, JOSE "PAQUETE" MORENO ALARCON, JONEL HEREDIA, GUILLERMO "PICHIRRO" SALINAS, ENTRE OTROS.

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HOMENAJE ANIVERSARIO DE FELIPE PINGLO

MANUEL ACOSTA OJEDA EN ROMERIA A LA TUMBA DEL BARDO INMORTAL

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BIOGRAFIA DE FELIPE PINGLO ALVA

La familia de los Pinglo Meneses era conocida y respetada en los Barrios Altos desde que llegó al barrio de El Prado, a mediados del siglo pasado. Don Felipe dirigía el Colegio de Barranco, don Alejandro tenía su propia escuelita en El Prado, don Federico era hábil comerciante, y Venturita y Gregoria representaban la imágen virtuosa de las jóvenes limeñas de aquellos tiempos. Nadie podría precisar con exactitud, la procedencia de los Pinglo Meneses. Sin embargo, en algún momento de las tertulias familiares vespertinas a la hora que los faroleros llegaban a El Prado, amigos de la familia recuerdan que don Felipe, a menudo hablaba de Sullana y mencionaba apellidos y lugares de Piura, con admirable precisión.

En edad suficiente para el matrimonio, son Alejandro estableció su hogar muy cerca de la casa de sus hermanos, casándose con María Gonzáles. Al poco tiempo don Felipe eligió a María Florinda Alva, hermosa y frágil niña del barrio, para compañera de toda la vida. Parece que su elección solamente contó con la aprobación de Venturita. Porque al día siguiente del matrimonio de don Felipe con María Florinda, el primer día de setiembre de 1898, son Alejandro y su esposa se alejaron del grupo familiar. Don Federico por su lado y a su turno, casó con Carmen Villalta.

El martes 28 de julio de 1899, en el departamento Nº 589 de la calle El Prado, en los Barrios Altos, nació el primer hijo de don Felipe y María Florinda. La Botica Los Andes, en la esquina de Santa Cruz y Rufas, esa noche estuvo de turno. El recien nacido apenas pesaba dos kilos. Había heredado la fragilidad de su madre. Pero don Felipe era un hombre feliz y emotivo: rinde a María Florinda el homenaje de sus lágrimas y le expresa los testimonios de su orgullo por el acontecimiento. María Florinda no pudo recuperarse de los esfuerzos del parto y agravó en los días siguientes. El niño Felipito fue cuidado amorosamente por el tío Venturita hasta el sétimo día, cuando fue llevado por primera vez a los brazos de su madre. En la tarde del 25 de julio de 1899 falleció en paz María Florinda de Pinglo Meneses.

La infancia de Felipe transcurrió entre una y otra escuela. De la que dirigía su tío Alejandro pasó al año siguiente, en 1905, al Colegio Barros. En 1906 estudio en la escuelita de la Señorita Campos, en la calle Barbones; después fue a la Escuela Fiscal de los Naranjos donde su director, Celso Mena, le hizo recitar los primeros versos. Felipe cerró el capítulo de Primaria en el Colegio Sancho Dávila, en Carmen Bajo.

Un día de abril de 1911, felipe Pinglo ingresó al Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. Durante la inauguración del ciclo escolar, el Director Carlos Hilburg en su discurso reiteró a los alumnos la importancia de los libros. Felipe recepcionó el mensaje y pasó a convertirse en infatigable lector de cuanto libro, folleto o revista llegaban a sus manos. Sus mejores calificativos correspondieron a los cursos de Literatura, Música y Geografía, sin que por esto hubiera sido alumno notable.

Felipe dedicó su tiempo libre a la lectura infatigable de libros de poesía y al rondin que aprendió a tocar con gusto especial. Con sus amigos de El Prado, calle Ancha, San Isidro y Barbones, emprendía por las tardes, bulliciosas expediciones a las Tres Compuertas, para nadar en las aguas turbias del Martinete. Otro día jugaba fútbol en la canchita de Barbones, bajo la dirección oficiosa del compositor y guitarrista Víctor Correa. También frecuentaba con Jorge Lázaro Loayza y otros amigos, el campo de tiro en las faldas del cerro Agustino, para recoger el aplastado plomo de las balas. Los más experimentados del grupo se encargaban de fundir y vender esta cosecha, por centavitos que servían para comprar picarones y alfajores. Jorge Lázaro Loayza refería que Felipe no era partidario del dulce: "en cambio a todo le ponía sal, inclusive a las butifarras".

Las noches de la Banda de Músicos del Ejercito ofrecía retretas en la Plaza Raymondi, Santa Ana y Plaza Italia, que es lo mismo, la figura espigada de Pinglo se descubría fácilmente al borde de la fuente, siguiendo la música con gran atención. Por esta época, 1912, empieza a frecuentar, rondin en mano, la casa de las hermanas Luzmila y Consuelo Gonzáles, en el Callejón del Fondo, esquina de Mercedaria donde hoy funciona un mercadito. También hizo amistad fraterna con los hijos de Isabel Mejía de Ramírez, a quién perennizará en su vals "De Vuelta al Barrio".

También ayudaba en la misa los domingos en la Iglesia de María Auxiliadora. A pesar de su contextura frágil, Pinglo jugaba fútbol en los puestos de interior o half izquierdo, en los equipos "Alfonso Ugarte" y "Club Deportivo Los Naranjos". En alguna de estas ardorosas contiendas deportivas, recibió un golpe en la rodilla que se agravaría al paso de los años. Libre ya de las obligaciones escolares, Felipe puso empeño en aprender a tocar guitarra, guiado por el compositor Víctor Correa, quien guardó siempre un especial afecto hacia el chiquillo que había conocido jugando fútbol en la canchita de Barbones.

Felipe Pinglo tocaba la guitarra a la inversa, porque era zurdo. No cambiaba la encordadura del instrumento, razón que algunos entendidos han considerado importante en el descubrimiento de nuevas tonalidades logradas por él, apreciables en su abundante producción musical. Trancurría el año de 1915 cuando en el Cuartel Primero del Cercado, Pedro Bocanegra estremecía las noches de bohemia con su voz y su bandurria, acompañado de Remigio Guerrero. En el Rimac campeaban Eduardo Montes y César Augusto Manrique, prestigiados por sus actuaciones triunfales en Nueva York, a donde viajaron en 1911 para grabar los primeros discos de música peruana. El dúo de Faustino Vargas y Alejandro Checa animaban las noches longitudinales en el Callejón de la Confianza, en el Chirimoyo, Ricardo y Alejandro Govea eran mimados en La Medalla, y Luciano Huambachano y César Pizarro paseaban en triunfo por Abajo el Puente, de jarana en jarana.



Nace el Compositor


En el primer semestre de 1916 Felipe ingresó a trabajar como operario en la imprenta "El Gráfico". Con su compañero de la infancia Jorge Lázaro Loayza, integró el equipo de la Federacíón Gráfica y poco después vistió la camiseta del "Sportivo Uruguay". Pero por muy poco tiempo. Porque recrudecieron los dolores en la rodilla, cada vez más insistentes. Por tal motivo debió ingresar por primera vez al Hospital Dos de Mayo, donde le extrajeron líquido de la rodilla. Pero aquello no fue solución a su terrible padecimiento.

Con este dolor a cuestas y otros que preocupaban a su inteligencia y su espíritu. Felipe abandonó el Hospital decidido a cerrar el desarticulado capítulo de su vida juvenil y abrir el más importante de su existencia. Sería puntual empleado de alguna casa comercial en el centro de Lima, formaría su hogar y así sus días transcurrirían apacibles. El destino sin embargo, le tenía reservadas intocables sorpresas y un ritmo existencial mucho más importante que sería trascendente dentro del proceso histórico de la música criolla peruana.

Los contornos bulliciosos de Mercedarias, las madrugadas friolentas en el Callejón del Fondo, la repetida promesa de enmienda ante las imágenes de la Iglesia de Nuestra Señora del Prado, y el calor de hogar avivado por la tía Venturita, delinearon el universo cotidiano de felipe Pinglo Alva. Sabía que, más allá de estas fronteras, palpitaban pequeños mundos de diversión seductora. Hasta el día en que decidió aventurarse en ellos con la guitarra acunada entre sus brazos y llevando en los labios los versos de "Amelia". Fue este el primero de sus valses, compuesto a los diesiciete años de edad, no se sabe para cual ignorada vecinita de los Barrios Altos.

El año 1917 fue decisiva en la vida de Felipe. Había cumplido dieciocho años, la sangre hervía en sus venas y su inspiración febril buscaba motivos para cantar al presente y así ahogar las penas y dolores del pasado. Jaranas criollas que eran tradicionales reuniones animadas desde la noche anterior de la serenata y después durante largos días con abundante comida, canto y baile, recibieron con los brazos abiertos al jovencito frágil que llegaba en busca de experiencia.

Eran días en que los famosos Montes y Manrique competían con los hermanos César y Manongo Andrade, Julio Vargas y Gamarra y Salerno, en la interpretación del variado repertorio criollo. Tiempos de Miguel Almeneiro, el "borrao" Mifflin, Alejandro Sáenz, Justo Arredondo y Pedro Bocanegra, auténticos maestros de la guitarra y el canto, figuras indispensables de la jarana limeña.

Pinglo Guitarrista y Cantante


Quienes conocieron a Pinglo y alternaron con él en noches de fiesta, recuerdan su rostro triste y el tono de su voz muy medido durante la conversación y el canto. Pedro Espinel conoció a Pinglo el 15 de diciembre de 1926 en casa de la familia Meneses, junto al cine Olimpo, en la Victoria. Llegó con Guillermo Torreblanca, chalaco, gran cantor de tangos y pasillos. En aquella ocasión nació una gran amistad entre ellos, rubricada con el apadrinamiento de Pinglo con Rosa García, de las hijas de Espinel, Olga en 1932 y Victoria en 1933.

Contaba Espinel que Pinglo era cantante de suave y entonada voz, hábil en el manejo de la guitarra a base de acordes muy melódicos, eximio ejecutante del fox trot y conocedor del charleston, camel trot, charaván, blues y tangos. Alcides Carreño fue gran amigo de Pinglo. Compositor y cantante de moda, recibió el encargo del "maestro", de estrenar "Rosa Luz" en 1929 en el teatro Apolo, y "El Plebeyo" en el Alfonso XIII del callao, en 1930. Testimonio de esa amistad mostraba carreño en la dedicatoria que Felipe escribió al pie de la letra de "La Oración del Labriego": Con todo cariño para el excelente cancionista Alcides carreño y para que lo prestigie, incluyendolo en su repertorio criollo. Lima 14 de setiembre de 1935. El autor: Felipe Pinglo.

Filomeno Ormeño recordaba a Pinglo cuando en 1935, llegó a Radio Internacional con Costa y Monteverde, para cantar su vals reciente "El Espejo de mi Vida". Aquella fue la única presentación del "maestro". Ormeño refería que la técnica de Pinglo para tocar la guitarra no era la mejor y que su voz adolecía de algunos defectos. Pero que era emocionante escucharlo. La versión ofrecida por Aurelio Collantes fue lapidaria: cantando era malo y tocando la guitarra, peor.

Lucho de la Cuba contaba haber conocido a Pinglo en 1932, durante una jarana en la calle Buenos Aires. Corroboraba las palabras de Collantes, sin embargo admitía los efectos muy emocionantes producidos por la interpretación que hacía de sus propias canciones.


Luis Enrique, El Plebeyo


Felipe Pinglo puede ser discutido en cuanto a sus habilidades de cantor y guitarrista. Pero nadie pone en tela de juicio sus talentos musicales y versificador, de manifiesto en tantas composiciones suyas aún no superadas: El huerto de mi amada, La oración del labriego, Bouquet, Amelia, Jacobo el leñador, Pobre obrerita, Claro de luna, De vuelta al barrio y su máxima obra, El plebeyo.

En torno a la motivación de "El Plebeyo" contaba Jorge Lázaro Loayza lo siguiente: "Felipe llegaba siempre hasta mi sastrería, en la calle Trinitarias, para conversar y también para tocar guitarra en la trastienda. Durante una de estas reuniones, referí a Felipe aquel pequeño y juvenil drama sentimental que me había tocado vivir. El puso mucha atención en mi historia y se fue sin hacer mayor comentario. Días después, llegó Felipe para hacerme escuchar el vals que había compuesto sobre mi frustrado amor, pero sin usar mi nombre sino el de un personaje ficticio, Luis Enrique, pues me dijo que mi drama era universal".

La versión de Aurelio Collantes adjudicaba el drama a Luis Enrique Rivas, un tejedor de canasta que vivía en la parte baja del Cerro San Cristobal. Por algunas referencia de amigos de Pinglo a quienes consulté para escribir su biografía, creo que el drama de Luis Enrique fue el propio drama vivido por Felipe entre 1921 y 1923, cuando se alejó de los Barrios Altos para hacer vida bohemia en La Victoria. Dicen que allí se enamoró Gianina, bellísima hija de 17 años del industrial italiano Zuccarello. El compositor era correspondido, motivo por el cual los padres de la niña la enviaron a Italia, a vivir con sus abuelos en Florencia.

Al márgen de estos y otros comentarios al respecto, "El Plebeyo" planteó un drama social porque Luis Enrique era el plebeyo que amaba a una aristócrata. Pero no era correspondido no obstante que "mi sangre aunque plebeya también tiñe de rojo" y "amar no es un delito porque hasta Dios amó". Felipe Pinglo con su abundante y extraordinaria producción, estaba inaugurando un nuevo capítulo en la historia de la música criolla peruana. El vals había sido, de modo preferente, inexpresivo conjunto de versos superficiales y fáciles melodías. Con Pinglo adquiere definitiva personalidad. En adelante será intencionado en sus versos, profundo en su melodía y, escencialmente mensajero de honda emoción social.

"Amelia" abrió las puertas de la popularidad a su inspirado compositor. El apellido Pinglo empezaba a ser citado con frecuencia por los pontífices de la música criolla quienes hablaban del "cojito" con el tono paternal y suficiente que les autorizaba su jerarquía bohemia. Estimulado por el éxito de su primer vals, Felipe se entregó plenamente a la tarea de escribir versos y combinar acordes novedosos, arrancados con singular habilidad de la guitarra compañera.

Augusto Ballón refería como Pinglo había convertido la casa de Isabel Mejía de Ramírez, en el Callejón del Fondo, en su cuartel general de operaciones. LLegaba allí todos los días, a las nueve de la noche, con sus amigos José y Eugenio Díaz, Guillermo D'Acosta, el "cholo" Tomás Gonzáles, Paco Viela y otros. Tocaban y cantaban. Ensayaban las últimas obras de Felipe haciendo tiempo "hasta la hora de la serenata". Fue por esto que Teofila Ramírez "la coco", hija de la "buena Isabel", aprendió todas las composiciones del Maestro. Teofila Ramírez, en plena juventud, se convirtió en esposa de Augusto Ballón.



De Vuelta al Barrio


Paulatinamente, la figura espigada del compositor de los Barrios Altos, se tornó familiar en el Rimac, Monserrate y La Victoria, en Cinco Esquinas y Cocharcas. Es la época en que sorprende a sus amigos con su deslumbrante inspiración, capaz de crear un tema en contados minutos. Entre 1921 y 1923 Felipe se ausenta de los Barrios Altos, cautivado por la bohemia de La Victoria; también por Esperanza, enamorada cuyo apellido nadie ha podido precisar, y por las estrellas morenas de Alianza Lima. A los 24 años de edad, Pinglo era compositor celebrado.

En 1924 retornó al barrio de sus amores donde fue recibido por sus amigos con el calor de quienes esperaban al hermano ausente. La fecunda inspiración de Pinglo se vuelca emocionada en el vals "De vuelta al barrio" en el que menciona a la "buena Isabel" Mejía de Ramírez. Este canto, que Jorge Basadre calificó "de amor entrañable a los Barrios Altos y una expresión de nostalgia del pasado" sirvió proclamarle líder de su generación.

El 24 de mayo de 1925, Manuel Montañéz y Carlos Zavalaga llevaron a Pinglo a una fiesta en casa de la familia Rivera, en la calle Rufas. Allí conoció a Hermelinda, a la sazón de 17 años de edad. Con ella se casó el 11 de mayo de 1926 en la iglesia San Francisco. El General Luis Salmón y su esposa, Jesús Hidalgo de Salmón, apadrinaron a la pareja. De la Compañía de Gas donde prestaba servicios, Felipe fue llevado por el General Salmón a la Dirección General de Tiro. Poco tiempo después nacieron Carmencita y Felipito. Felipe Pinglo Alva se consideraba realizado, como padre de familia y claro está, como compositor.

Felipe Pinglo Alva "El Maestro"


La inspiración de Felipe Pinglo fluía inagotable y se materializaba en valses y polcas de rápido éxito. Una tras de otra felipe llenaba las páginas de gruesos cuadernos con versos, muchos de los cuales quedaron sin música. Durante la revisión habitual de sus apuntes, repasó los que había dedicado a su esposa Hermelinda y entonces decidió completar la obra para entregarsela el día de su cumpleaños. Este vals "Hermelinda" no estan popular como el homónimo de Alberto Condemarin. Ello obedece al fervor con que Hermelinda Rivera guardó los originales, por muchos años, negándolos inclusive, a cantores amigos de la casa.

En 1929 los hermanos Giordano y Alcides Carreño de Trujillo, con las guitarras del "Chino" Garrido, Filiberto Hidalgo "Tacita" y Lucho Romero "Pindongo" eran figuras principales de los espectáculos de varietté en los teatros del Cercado, Rimac y La Victoria. Pinglo encontró en el estilo sentimental de los Carreño, el adecuado para sus canciones. Por eso les pidió incluír algunos valses de su producción en la lista de sus éxitos. Ese año, los Carreño estrenaron "Rosa Luz" en el teatro Apolo, con notable suceso.

El cancionero semanal "La Lira Limeña", ocho páginas del tamaño de un cuaderno escolar, dirigido por Drope A. von Asca, seudónimo de Pedro Casanova con administración en Caballos 630, público en su Nº 123 los versos de "Rosa Luz" y la marinera "Alianza Lima" con esta leyenda: "Cantando con acompañamiento de guitarra en la Sala Manco Capac, en la noche del beneficio del señor Alcides Carreño más conocido por Alma del Rimac, quién otorgó una medalla de oro que consistía el premio señalado para la mejor canción, al señor Felipe Pinglo Alva, autor de la hermosa composición".

Esa marinera, los valses " Juan Rostaing" y "Juan Valdivieso" y los one-steps "Alejandro Villanueva" y "Los Tres Ases" - Arturo Fernández, Juan Valdivieso y Víctor Lavalle - son las canciones con las que el Maestro rindió homenaje al Club Alianza Lima y a los años de inolvidable bohemia en los barrios Altos.

Al cerrar 1929 el Maestro había escrito tantos valses tan buenos, suficientes para merecer alguna mención en los diarios y en las revistas de la época. Sin embargo, la indiferencia de los grupos exquisitos retaceó el reconocimiento que merecía su calidad, lo mismo que la de Alberto Condemarin, Pablo Casas, Samuel Joya, Eduardo Márquez Talledo, Laureano Martínez, Alcides Carreño, Guillermo Suárez, Carlos A. Saco, Pedro Bocanegra, Guillermo D'Acosta, Braulio Sancho Dávila, Emilio Visosa, Augusto Ballón y Moisés "Frirora" Medina entre otros, indiferencia que Jorge Basadre comenta como "la falta de valoración de estas figuras, algunas de las cuales actuaron después de 1930".

Solamente las páginas del cancionero "La Lira Limeña" acogieron a estos compositores, publicando sus obras y divulgándolas entre el pueblo. Los valses de Pinglo ocupaban páginas preferentes porque habían conquistado al público, con la sencilles de sus versos y la tierna musicalidad que les acompañaba. El nombre de Pinglo era mencionado con admiración y respeto, aunque sin la clara concepción del significado histórico de su producción excepcional.



La Muerte del Maestro


En Abril de 1935, Felipe debe guardar cama, debido a los fuertes dolores que siente en la rodilla izquierda y también por los cada día más agudos espasmos que le produce la bronquitis mal curada. A principios de 1936 su salud se quebranta aún más. El 15 de abril es internado en el Hospital Dos de Mayo, en la sala Odriozola, cama N° 27, donde es atendido por el Dr. Carlos Bambaren, jefe de la sección. Pero el 27 abandona el Hospital y retorna a su casa, al amparo de esta sencilla argumentación: "Los médicos quieren experimentar conmigo, y eso no lo voy a soportar".

Durante esos días de abril y los primeros de mayo, refiere carmen Pinglo que su mamá "preparaba el café en una lata grande a fin de que alcanzara para todos los que acudían a la casa. Los amigos no olvidaron a mi papá en estos días difíciles". El Dr. Ernesto melgar, casado con estela Salmón, hija del general Salmón, padrino de matrimonio de Felipe, atiende al enfermo aunque sin esperanza de salvarle la vida. El 6 de mayo, en su lecho de enfermo, concluyó el vals "Hermelinda" dedicado a su esposa.

A las 5 de la mañana del 13 de mayo de 1936, a los 36 años de edad, murió Felipe Pinglo Alva, con los ojos fijos en la imagen de la Virgen del Carmen. La calle estaba silenciosa, apenas húmeda por la lluvia que caía desde la noche anterior. Al día siguiente fue sepultado. Esa misma noche en la casa de Alberto Menacho, en los altos del N° 1063 de Mercedarias, Pedro Espinel fundó el primer Club Musical "Felipe Pinglo Alva".

Felipe Pinglo fue hombre sencillo que no alcanzó a vislumbrar los contornos extraordinarios de su auténtica dimensión. Con generosidad propia de su desprendimiento, hacía participar a sus amigos como coautores de composiciones que le pertenecían exclusivamente, y las obsequiaba o dedicaba a quienes se las pedían, si con esto los hacía felices. Su entrañable amigo José Díaz comparte con Pinglo títulos como "Tu nombre y el mío", "Melodías del corazón", "Jacobo el leñador", "Amor a 120" y "Hora del amor", tal como aparecen en "La Lira Limeña". No obstante este documento, José Díaz jamás proclamó su participación eb tales obras porque sabía de la generosidad de Pinglo y porque lo respetaba. En cambio, Pedro Montalva pretendió hacer valer derechos de coautor que no le pertenecían.



Valoración de Felipe Pinglo


Acerca del genial compositor de los Barrios Altos escribió Sebastián Salazar Bondy: "Hablar del vals criollo es referirse a un limeño representativo: Felipe Pinglo Alva. Los grandes libros no lo citan, pero su memoria y su obra persisten en el pueblo. En las melodías que compuso y en sus ingenuos versos el hombre oscuro de la ciudad halló su alma trémula, su neblina interior, su desahogo. No fue el trovador encendido y pasional de un grupo humano poseído por la joie de vivre: fue por el contrario, eco de las angustias de aquellos que, por injusticia secular, un egoísmo sistemático colocó al margen de la felicidad".

En 1939, en el film nacional "Gallo de mi galpón" Jesús Vásquez y Las Peruanitas
-las hermanas Loayza- interpretaron canciones de Pinglo. Al año siguiente, el argumento de El Plebeyo fue llevado al cine con J. Saravia en el rol principal. Pero fracasó por mala dirección artística. El cine mexicano produjo también, en la década de los años sesenta, una película inspirada en el vals del Maestro.

En 1942 subió al escenario del teatro Metropolitan la revista musical "Melodías de Pinglo" con libreto y escenografía de Augusto Naranjo y Aurelio Collantes. Fueron escenificados los valses "Oración del labriego", "Mendicidad", "Bouquet" y "El plebeyo". En los roles estelares actuaron Las Criollitas -Eloisa Angulo y Margarita Lynch- Rosita Passano, Delia Vallejos, maría Jesús Jiménez y la pequeña Carmencita Pinglo.

El busto que corona el mauseleo de Pinglo en el Cementerio General, es obra del escultor Artemio Ocaña. Las guardillas de la tumba fueron diseñadas y forjadas por el decimista Nicomedes Santa Cruz en su taller de herrería, en el jirón Pastaza.

FOTOGRAFIAS DEL ALIANZA LIMA

ALEJANDRO VILLANUEVA CABECEANDO EL BALON

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FOTOGRAFIAS DEL ALIANZA LIMA

ALEJANDRO "MANGUERA" VILANUEVA

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FOTOGRAFIAS DEL ALIANZA LIMA

LAVALLE Y ALEJANDRO "MANGUERA" VILLANUEVA

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FOTOGRAFIAS DEL ALIANZA LIMA

JUAN "EL MAGO" VALDIVIEZO Y ALEJANDRO VILLANUEVA

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FOTOGRAFIAS DEL ALIANZA LIMA

EQUIPO DEL CLUB ALIZANZA LIMA 

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