jueves, 14 de enero de 2010

UN CRIOLLO CANTA AL MUNDO

Escrito por: Roberto Salinas Benavides

Cualquier peruano, en el amplio mundo, interesado en conocer algo de nuestra música criolla, un vals que recuerda a medias, un compositor que le interesa, basta que haga contacto con José Leturia, a través de Internet, y pronto le llegará la respuesta oportuna, con la seguridad del dato docto, preciso y algún agregado sobre el tema solicitado.

José Leturia vive en Madrid, España, y hace un par de años fundó la Asociación Felipe Pinglo Alva, que goza del reconocimiento de las autoridades culturales españolas, a tal punto que, en octubre último, presentó un espectáculo de Música Criolla en la Biblioteca Nacional de España, con sede en Madrid. También se hicieron presentes miembros del Cuerpo Diplomático Peruano. Leturia es un riguroso investigador de nuestro acervo musical.

A José el amor por lo criollo le viene en la sangre, pues su padre, don Alfredo Leturia, fue uno de los cantantes reconocidos del Centro Social Musical Felipe Pinglo Alva, que cantaban exclusivamente temas del Bardo Iluminado. De ese grupo tan especial, recuerdo a Alberto Rubianes, Coco Villanueva, José “Paquete” Moreno, su hermano materno Juan Alvarez, Fernando Hurtado “Mano Corta”, Félix Sancho Dávila y Fernando Loli. Era finales de la década del sesenta y comenzando la del setenta.

Alfredo Leturia poseía una voz aguda, precisa para los valses de Pinglo, pero disfrutaba tanto con el canto que parecía saborear cada palabra, cada frase, cada verso. Fue magistral, por ejemplo, que dejara para la posteridad un disco de 45 revoluciones con un tema por lado, donde se grabaron dos valses que don Pedro Espinel dedicó al fallecimiento de su amigo y compadre Felipe Pinglo. Se trata de “Fin de bohemio” y “Murió el Maestro”, que con el acompañamiento guitarrero de Julio “Chavo” Velásquez, es una verdadera joya musical.

Pero por esos años, don Alfredo solía ir acompañado por su hijo José Antonio, todavía un niño, debido a que se desempeñaba como concesionario del Pinglo, brindando, las noches de viernes, unos sabrosos frijoles con apanado. José escuchaba, veía, aprendía con avidez. Ese campo musical se le fue ampliando en la medida en que su padre también lo llevaba a jaranas familiares y disfrutaba de las propias. ¡Le ha heredado hasta ese estilo tan peculiar de cantar!. Y lo disfruto en los cd Barrio 1 y 2 que ha grabado José con la guitarra (excelente) de Willy Terry y que están en Internet.

Mi contacto con José Leturia llegó de forma casual y en el momento que más lo requería. Es que con 72 años a cuestas, jubilado y retirado de la bohemia criolla por una hipertensión heredada, estaba en la onda de escribir textos hasta para tres libros de criollismo, que algún momento verán la luz. Comenzamos con “Compositores Iluminados que Conocí”, pues desde 1962 ingresé a ese mundo mágico de la verdadera jarana criolla de la mano de mi maestro en periodismo y la vida Rodolfo Espinar, que era amigo de Augusto y Elías Ascuez, los “Reyes de la Jarana”, Luciano Huambachano, Alejandro “El Manchao” Arteaga, esposo de la legendaria Valentina”, Manuel Covarrubias, el Chino Ernesto Soto, Francisco Flores “Pancho Caliente”, celebrado cajoneador, Abelardo Vásquez, Oscar Avilés, el “Curita” Augusto González, es decir, la crema y nata del criollismo de entonces.

Tenía las vivencias, muchos de sus temas, pero me faltaban algunos, que vanamente había solicitado por escrito a APDAYC (una señora de apellido Pajares), que nunca tuvo respuesta. Y ahí fue que me llegó un correo múltiple de Leturia y atiné en responder. Desde entonces nuestra relación se ha intensificado, pues José no sólo ha cubierto los temas que faltaban, sino que hasta me ha hecho comentarios, generalmente bien sustentados, como para reflexionar y establecer posibles correcciones. Y luego siguieron los textos del Nacimiento de la Música Criolla y los Autores que no conocí, y su contribución se hizo más intensa.

Hasta llegar a lo que tengo escrito sobre el Desamor de Felipe Pinglo, que empiezan con bellas décimas de don Juanito Urcariegui García, quien en vida me entregó una minibiografía de Pinglo, de ochenta décimas, y que dieron pie a las investigaciones sobre el Bardo Iluminado y su evidente desamor. Entonces la relación con José Leturia se tornó casi diaria, ampliando los contenidos de los mensajes, porque a tanta contribución, hube de responder a algunos requerimientos suyos, especialmente sobre estudios o chequeos bibliotecarios, que él sabe están a mi alcance.

Este es, en breve síntesis. el trabajo de un peruano conectado con el mundo para buscar que se valore en cualquier país de residencia, el valor de nuestra música criolla.

Más Recuadros:

José Antonio Leturia Chumpitazi nació en Surquillo, Lima, el 10 de enero de 1960. Casado con Rosa Mercedes Dávila tiene dos hijos: Milagros Vanesa de 26 años y Carlos Martín de 22. También dos nietas, Yamilé Victoria y Ashlyn de su hija Milagros.

Es cantante, igual que su recordado padre Alfredo Leturia y ha grabado dos Cd, Barrio 1 y Barrio 2, con temas poco difundidos de Pablo Casas y Pedro Espinel, con el acompañamiento guitarrero de Willy Terry. Ha rescatado temas de Amor Fino, acompañado de las voces de Víctor Campos y Adolfo Zelada.

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