Estimados amigos permitanme compartir con ustedes, esta significativa fecha para nuestra familia y amigos criollos, ya que un dia como hoy hace 8 años (10 de junio de 2002) recordamos la sentida partida de mi siempre querido padre y amigo Alfredo Leturia Almenara, gran cantor victoriano.
Dicen que “Uno se muere cuando lo olvidan” pero en este caso nunca será así por que todos tus hijos y mi madre, te queremos y recordamos simpre, particularmente me siento orgulloso de haber compartido intimamente en tu transitar y continuar la lección que de ti tengo aprendida, guardo tan bonitos recuerdos en mi mente y en mi corazón de nuestra cómplice amistad, que reconforta mi vivir, asi como también de esas irrepetibles jaranas y tertulias, que me permitiste compartir, y que ahora con tu ausencia evocaría esos hermosos versos que dicen.. “Que a pesar de lo duro de mi suerte, te he perdonado que me dieras vida”.
Simplemente quiero rendirte homenaje con este hermoso poema del destacado poeta colombiano Carlo Mazo Arguelles, (4 de noviembre de 1895-10 dejulio de 1939). Mi madre y todos tus hijos sabemos que tenemos siempre tu Bendición...! Salud Alfredo..!
TU BENDICION: Carlos Mazo Arguelles
Acallando del alma los dolores,
sólo por el laúd acompañado,
mis pálidos cantares, como flores
vengo a dejar en tu sepulcro helado.
De entre los vivos te arrancó la suerte
en un instante trágico. ., Sombrío.,.
Sin embargo, el abismo de la muerte
no impide que me escuches, padre mío!
Cuando partiste, en nuestro hogar tranquilo
todo mudo quedó, todo sin vida,
pero tu imagen encontró un asilo:
mi pobre corazón, nunca te olvida.
Aún te contemplo con amor profundo;
aún te escucho, te adoro, sí, te adoro!
Sólo no estoy! Camina por el mundo
la sombra de tu espíritu, conmigo!
Cómo han dejado en la memoria mía
las noches de mi hogar, perennes huellas!
Noches de encanto, noches de alegría,
recamadas de fúlgidas estrellas!
Cuán dichosos instantes a tu lado:
olvidando del día los enojos,
todo lo contemplaba iluminado
por la lumbre tranquila de tus ojos!
Cuando ya el sueño halagador venía
me mirabas con íntimo embeleso. . .
Tu mano con amor, me bendecía. . .
Después dejabas en mi frente. . . Un beso.
Delicias del hogar, mi único anhelo,
hoy en las sombras del pasado, hundidas:
No os alejéis, venid, dadme un consuelo,
aliviad el dolor de mis heridas!
La desgracia llegó: sonó la hora.
Honda pena dejó en mi pecho abierto,
porque una oscura noche aterradora
te ví tendido entre una caja. .. Muerto! . .
Ay! Cuán negros recuerdos: los blandones
ardían con su llama vacilante;
Coronas. . . Un altar. . . Entre crespones,
la blancura de un Cristo agonizante. . .
Tan sólo en la penumbra se escuchaban
acentos comprimidos y lejanos. . .
En tanto ál pie de tu ataúd, oraban
de rodillas, mi madre y mis hermanos. . .
Esa noche de lúgubre amargura
recliné mi cabeza en la almohada,
sin sentir de tu beso la frescura,
sin recibir tu bendición sagrada!
Fue un sueño acaso? Loco desvarío,
una ilusión que se forjó el deseo,
locura fue del pensamiento mío?
Nada más que un delirio? No lo creo!
Sí! Te sentí llegar! Mi mente absorta
caminar en la alcoba te sentía. . .
Verte no pude pero qué me importa? . .
Con los ojos del alma, te veía! . . .
Te acercaste: tus brazos me estrecharon. . .
Tu mano me bendijo, dulcemente. . .
Con ternura, tus labios estamparon
un beso de dolor, sobre mi frente! . . .
Desde esa hora, al reclinar mis sienes
no me conturba ni me ahoga el llanto.
Sé que tu bendición a darme vienes!
No lo puedo dudar, me amaste tanto!
jueves, 10 de junio de 2010
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